Hay muchas maneras de mejorar el mundo, miles, quizás infinitas. Pero entre todas ellas, sin duda hay algunas que están al alcance de nuestra mano. De las que sí tenemos poder directo de decisión, hay 3 de los que voy a hablar hoy. Son 3 momentos al día en los que podemos empezar a cambiar desde ahora mismo. El desayuno, la comida y la cena.
Si tienes la suerte de poder disfrutar de esas 3 comidas, ya puedes empezar a aportar tu super granito de arena. ¿Como? Muy sencillo:
Como ya sabemos lo que es nuestra huella hídrica y el gasto de agua que suponen algunos alimentos, podemos empezar a comer más verduras y frutas de agricultores ecológicos locales porque son los alimentos más sostenibles. De esta forma, fomentamos el comercio local, el reparto justo de las riquezas y además estamos ahorrando combustible, energia, agua y evitamos la toda la contaminación por culpa de los pesticidas y la que generan los productos de origen animal. Si compras frutas no ecológicas, hice una guia sobre Como eliminar pesticidas de las frutas, verduras y de los alimentos en general y otra Guia sobre ¿Como comprar ecológico barato y no morir en el intento? Comprar ecológico barato, comprar con cabeza.
Además, al comprar al agricultor cercano estamos evitando emboltorios innecesarios, por lo tanto, estamos generando mucha menos basura. Como ya sabemos, tenemos un gran problema con toda la basura que genera el ser humano y que tardará miles de años en degenerarse, si es que llega a hacerlo.
Si no compramos productos de origen animal, estamos apostando por el respeto hacia ellos. Los animales no están en la tierra para ser nuestros esclavos, ellos sienten dolor, felicidad y angustia, igual que nosotros. Todos tenemos derecho a la vida, apostemos por la vida. Si compras derivados de animales (leche, queso, huevos) asegúrate que proviene al menos de «animales felices». Pero recuerda lo poco ecológico que es dar de comer a esos animales para así luego nosotros poder comernos sus productos. Evitemos «intermediarios» en nuestra cadena alimenticia, es mucho más sano, ético y sostenible.
Y por último, y quizás el más importante, al comprar en el mercado del pueblo, o al agricultor local, estamos quitándole «poder» a las grandes marcas de las que tanto nos quejamos porque campan a sus anchas en nuestras vidas. Estamos generando puestos de trabajo donde todos salen ganando, y donde damos sueldos justos a los que realmente se lo merecen.
Yo compro en un grupo de consumo, semanalmente me traen unos 30-35 kilos de fruta y verduras de agricultores locales. Hay unas pegatinas que tienen las manzanas verdes (pone «Marlene BIO») que son las protagonistas.
Como soy crudivegano (Que diferencia hay entre vegetariano, vegano y crudivegano), y me alimento exclusivamente de: frutas, verduras, semillas, frutos secos, algas y germinadoslos, pues los únicos restos NO orgánicos que genero (es decir que tengo que tirar «a la basura» propiamente dicho, y que «se encarguen» otros de ello) a la semana son del tamaño de un botón de un pantalón. Son las minipegatinas de las manzanas de las que hablé antes. Al ser todo lo demás orgánico, tengo zonas en mi pequeño huerto donde lo reciclo: voy generando compost, para luego echarlo en mis plantas.
Y si alguien dice «Claro, pero para traerte esas frutas y verduras utilizaron gasolina, con un camion o furgoneta de una gran marca» Si es cierto, pero hasta que consiga cultivar mis propios alimentos en el huerto, iré dando todos los pasos que pueda para ir «mejorando», o mejor dicho, «empeorando» lo menos posible el mundo.
Luego habría que ir dando más «pasos» para ir cerrando el ciclo. Para ello habria que revisar nuestra cosmética personal, nuestros productos de limpieza, nuestros hábitos de consumo (de vestir, de ocio, etc…) pero poco a poco. Como diría mi madre: «Sin prisa, pero sin pausa«.
Espero que os sirva de inspiración.
Un abrazo,
Victor