Fábulas para activistas
Llevo muchos meses pensando en hacer una recopilación de cuentos para cambiar el mundo (o fábulas para activistas como les llamo también) que suelo utilizar en mis conferencias, que he usado exitosamente a pie de calle o que simplemente me parecen geniales para quienes estamos en esta aborágine de «querer hacer un mundo mejor». ¿Menuda locura verdad? Pues espero que éstos relatos con moraleja os hagan más fácil vuestro activismo.
Colibrí
Había un bosque en llamas. El fuego llegaba casi hasta el cielo y todos los animales empezaron a huir. Las jirafas, los elefantes, las cigüeñas… Y de pronto, se veía «una cosa» pequeña que iba y venía. Se acercaba al lago y luego iba hacia las llamas. Nadie entendía nada.
De pronto, se acerca un elefante para ver qué pasaba. Y ve a un diminuto colibrí. Ve que con su minúscula pico recogía una gotita de agua y la llevaba corriendo a esos rascacielos de fuego. Se empieza a reir, y le pregunta al incansable colibrí:
¿Pero qué estás haciendo? ¿No te das cuenta que no vas a apagar el fuego con esas gotitas de agua?
A lo que el colibrí le mira a los ojos y le dice:
Tú tienes un trompa gigante, donde podrías meter cientos de litros de agua para intentar apagar el fuego. Yo tengo este pequeño pico, donde sólo entra una gota. Pero… ¿Sabes qué? Al menos, yo estoy haciendo todo lo que puedo para intentar apagar el fuego.
Moraleja: No importa lo pequeño seamos o lo grande que parezca el probema, siempre podemos hacer algo para intentar mejorar las cosas. Aunque sepamos que hayan personas «poderosas» que podrían hacer muchísimo más, eso no tiene que quitarnos las ganas ni la energía para hacer todo lo que esté en nuestra mano para luchar por un mundo mejor.
Cuento sufí
Ésta es una fábulas para activistas que he usado muchas veces com cierre de mis conferencias.
En un isla muy remota, habia una escritora que se refugiaba en la tranquilidad para poder escribir. Una tarde que bajó a la playa a última hora, vió a lo lejos una silueta que se movía. Se fue acercando para ver qué era.
De prontó, vió a un chico joven, que se agachaba y luego lanzaba algo al mar. Una y otra vez. Hasta que se acerca la escritora y le pregunta intrigada al joven:
«¿Qué estás haciendo?». El chico le mira y le dice:
«Ha bajado mucho la marea y estoy tratando de salvar la vida de estas estrellas de mar, que si no las lanzo al mar, se morirán». Sorprendida, la escritora le dice:
«Pero si está la playa llena de estrellas de mar. Deben hacer miles o quizás millones a lo largo de esta playa y quién sabe si en otras tantas de playas más. No podrás salvar a todas, no merece la pena».
Se agacha el chico, coge una, le mira a la escritora y le dice mientras la sostiene en la mano:
«Para esta, si habrá merecido la pena»
La escritora no entendía nada. Esa noche no pudo escribir nada y casi no pudo dormir. A la mañana siguiente, la escritora fue de nuevo a la playa, y junto al chico, ambos se pusieron a salvar todas las estrellas de mar que pudieron.
Moraleja: Aunque no podamos hacerlo «todo», debemos hacer lo que podamos. El hecho de que no podamos ayudar a todos los humanos no impide que ayudemos a los que si podemos. Aunque no podamos ayudar a todos los animales, debemos salvar a aquellos que sí podemos.
Ubuntu
Se cuenta que un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio. Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno sólo podía ganar todas las frutas, le respondieron:
«Ubuntu, ¿Cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?» Ubuntu, en la cultura Xhosa significa: «Yo soy porque nosotros somos».
Moraleja: Si uno sufre, sufrimos todos, por eso, debemos evitar ese sufrimiento. ¿Cómo podemos ignorar el sufrimiento ajeno, sabiendo que podemos pararlo?. Si yo tengo exceso de comida y otro se muere de hambre, algo no está bien, algo debe cambiar.
La cigarra y la hormiga
Esta es una de las fábulas para activistas que es más bien de motivación.
Llegó el verano y una hormiga recogía con afán granos para guardarlos y alimentarse durante el invierno. La cigarra, que pasaba el día cantando, se sorprendió de ver a la hormiga trabajar tan arduamente en época en que los animales se entregaban a la diversión. Cuando llegó el invierno, la cigarra estuvo hambrienta y fue a pedirle a la hormiga unos cuantos granos. La hormiga le dijo: “Si hubieras trabajado en el momento oportuno, hoy no tendrías escasez de alimento. Ahora canta, mientras yo como”.
Moraleja: Que el ocio desmesurado al que nos empuja la sociedad no invada tu vida. Aprende cosas nuevas, mírate las mejores conferencias del mundo para aprender a comunicar, lee sobre qué tienen en común las personas que comunican eficazmente, sal a practicar. No desperdicies tu tiempo, empieza hoy.
La rana Estela
En un estanque, en las profundidades de la selva, cada año se celebraba un campeonato entre las ranas: Aquella que hiciera el salto más largo, ganaba. Toda la comunidad de ranas de toda la selva se reunía, era un evento multitudinario siempre. Este año, habían más participantes que nunca. Pero la favorita era Estela, siempre ganaba al resto. Se rumoreaba que tenía un don, que su fuerza en las piernas no era normal y que era única en toda la selva. Y tras varios saltos, llegó el turno a Estela, su entrenadora le hizo una señal para que se preparara. Se concentró como es habitual en ella, cogió carrerilla, y pegó el salto más largo que jamás se había visto. De nuevo este año ha sido imbatible.
Este año sí se quedó a la entrega de premios, ya que siempre tras dar su salto, se iba rapidamente con su entrenadora. Y mientras preparaban todo, le preguntaron a su hermana gemela:
«¿Cuál es el don de tu hermana?» y ella contestó orgullosa «Estela nació con el mismo problema de piernas que yo. Yo puedo caminar de milagro y ella también. Yo me conformé con sólo poder caminar, ella no. Ella estuvo muchos años entrenando muy duro, estaba enfocada en mejorar todo lo que pudiera. Y no sólo pudo caminar como cualquier otra rana, si no que, es la rana que más salta de toda la selva. Su don es la perseverancia, ese es su don. Su dion es que alimenta su obsesión y ésta la ha convertido en la mejor saltadora de toda la selva».
Moraleja: Empieza hoy a mejorar tu manera de comunicar. Aprende de otras personas, sé humilde, escucha y luego practica siempre que puedas. La práctica hace al maestro. Todos los grandes comunicadores también entrenaron duro para mejorar y llegar a comunicar así. Casi nadie nace «comunicando a la perfección». El maestro no nace, se hace. Que tu don sea la perseverancia, no la mediocridad.
Espero que estos cuentos para cambiar el mundo o fábulas para activistas os sirvan 🙂
Consejo final: (1) La intersección de luchas y (2) El ejemplo
(1) La «intersección de luchas» es basicamente que en el fondo todas las luchas por erradicar las desigualdades tienen un punto en común: Siempre hay un grupo que perjudica/esclaviza/discrimina/ningunea/explota a otro grupo, ya sea por razones de sexo, color de piel, manera de hablar, orientación sexual, lugar de nacimiento, nivel económico, nivel intelectual, especie a la que pertenece, etc…
No es conherente que mientras yo lucho (por poner un ejemplo) a favor de la igualdad de razas participe en la desigualdad contra la mujer. Es decir, que luche para acabar con el racismo pero mientras tanto sea un machista. O al revés: Alguien que educa a otras personas para terminar con el machismo es absurdo que sea racista o especista.
El especismo, al igual que el racismo o sexismo, consiste en que discriminamos a los demás por la especie a la que pertenecen. Así como un blanco piensa que su vida es más importante que la de una personas de color, los humanos creemos que nuestra vida vale más que la de un perro, gato, cerdo, vaca o pez. O incluso nos hemos creido que la vida de un perro vale más que la de una gallina o un ternerito. Y la realidad es que todos, tanto los humanos, perros, pingüinos o vacas, valoramos nuestra vida y queremos vivirla plenamente.
Por ello, una persona que lucha para terminar con el fascismo es incoherente que participe con el especismo, ya sea por que compra prendas de cuero o artículos considerados comestibles que están hechos con los cuerpos troceados de animales. Y al revés también se aplica, es decir, una persona vegana (o lo que es lo mismo: que lucha para que se termine el uso de animales para disfrute del humano) no puede ser racista o machista, sencillamente porque está participando en otra discriminación.
Eso es justo la «interseccionalidad de luchas«.
Debemos ser responsables y humildes a la hora de analizar nuestro comportamiento, y si participamos con alguna discriminación, debemos ser congruentes y dejar de «obstaculizar» la lucha de otras personas. Es decir, no estoy diciendo que de pronto dejemos nuestra lucha por otra, no. No. Estoy diciendo que sigamos con nuestra lucha pero sin perpetuar otras desigualdades (por las que ya hay otras personas activamente luchando para que se terminen también). Incluso juntar fuerzas y hacer eventos o protestas conjuntas.
De hecho, quienes ya han empatizado con un grupo discriminado, tienen más fácil el camino de comprender otras desigualdades. Por eso, las personas veganas luchan también por el feminismo (que es la igualdad entre hombres y mujeres), se declaran abiertamente en contra del racismo, participan activamente para terminar con la homofobia, etc… Y debería ocurrir al contrario: las personas anti-racistas deberían dejar de participar en la discriminación que sufren los animales, o las personas que luchan por el feminismo tendrían que ser coherentes y dejar de ser especistas.
(2) El ejemplo es la manera más potente de contagiar aquello que buscamos. Si ya eres vegan, piensa en qué es lo primero que suele decir la gente o poner como excusa para seguir abusando de los animales: La salud. Dicen que no es sano, que te faltará de todo, aunque hayan muchos estudios que digan lo contrario (y millones de personas veganas que ya son pruebas irrefutables de que es posible estar saludables).
Por eso, si de verdad quieres acelerar el proceso de cambio o que tu semilla sea lo más potente posible: Ponte en forma hoy, sal a correr, mírate videos de cómo entrenar en el parque de tu casa. Se un ejemplo de salud. Que la gente que te rodea no pueda decir «Es que no es sano, mírate» cuando tú estás 10 veces mejor que ellos. He visto que es la manera más potente de concienciar al respecto: Estando lo más sano y fuerte posible. Empieza hoy.
No estoy diciendo que dejemos de concienciar a través de la ética o que cambiemos nuestra manera de visibilizar el especismo, no. Estoy diciendo que si acompañamos ese mensaje con un aspecto saludable, se multipla nuestra efectividad porque da solidez al mensaje. Así, ya la excusa de la salud directamente desaparece y por lo tanto, se da paso al plano ético o del medio ambiente. Da robustez al mensaje, os lo puedo asegurar, lo he vivido en primera persona en muchas ocasiones.
Extra
Y como regalo, por haber llegado hasta el final, un dicho popular muy potente:
«Consejos vendo y para mi no tengo»
Moraleja: Si tu activismo va a favor de la igualdad entre seres humanos, es incongruente que compres ropa en tiendas que se sabe que explotan a otros seres humanos como Zara, H&M o cualquier del grupo Inditex. Si tu activismo va más allá de querer la igualdad entre todos los seres humanos, si no también, de todos los animales, tampoco tiene sentido favorecer una igualdad comprando en esas tiendas esclavistas. Por eso, te recomiendo mi publicación «Ropa ecológica. Ropa vegana. Ropa de segundamano«